Los vestidos eran también muy adornados, así como los sombreros, que llevaban lazos, plumas y flores. Fue un estilo eminentemente decorativo, con influencia del arte africano, la xilografía japonesa y el antiguo Egipto, que produjo unos diseños basados en formas geométricas, zigzags, espirales, formas escalonadas y trapezoidales. También se cubrían con mantones de encaje o cachemira, o sobretodos como mantos, mantelets, paletones o capas Tudor. Para el talle de cintura se usaba de nuevo el corsé, con ballenas de madera o marfil en la parte delantera y encaje en la trasera.