Sus colecciones desbordaban sexualidad, con inspiración en el mundo fetichista, especialmente en el uso de cuero negro, que trabajó como «segunda piel». El prototipo del dandi fue George Brummell, más conocido como Beau («bello») Brummell, que influyó con su forma de vestir en la moda masculina de principios del siglo XIX. Se buscaba una nueva forma de concebir las prendas que permitiese su comercialización sin tener un sello de «acabado», mostrando de forma abierta los elementos técnicos que generalmente permanecen ocultos, como las puntadas de remate, las pinzas, los forros y otros detalles que otorgaban una sensación de estar en proceso de confección.