Hábil propagandista, consiguió relacionar la moda con la idea de arte y al modista con el rol de artista, al tiempo que su habilidad para los negocios le llevó a ampliar su taller hasta alcanzar los 1200 empleados en 1871. Por otro lado, en 1860 fue nombrado modista de la emperatriz Eugenia de Montijo. Instalado en París en 1845, trabajó en varias tiendas de ropa y telas, hasta que en 1858 abrió su propia empresa en la rue de la Paix.