Se instauró una línea austera, práctica y simple, de cortes sencillos, chaquetas cuadradas y faldas rectas o tableadas, con hombros anchos y cinturas estrechas. El impulso para esta moda surgió de Savile Row, el centro sartorial de Londres, donde se inició una línea de chaquetas largas y ajustadas, pantalones igualmente ajustados, abrigos de cuellos altos y forrados de terciopelo, sombreros tipo bombín, corbatas de Charvet, guantes de cuero y bastones con empuñadura de plata.