Francia marcó las tendencias de moda, que fueron imitadas en toda Europa. Hacia 1660 surgió el rhingrave, un faldellín de seda que se colocaba sobre el calzón, que se extendió por toda Europa a excepción de Italia y España. Hacia 1840 se fue estrechando aún más la cintura con refuerzo de ballenas. En los vestidos femeninos se pusieron de moda los amplios escotes, se redujeron los verdugados y las faldas presentaban mayores vuelos y drapeados.