En Inglaterra, en la segunda mitad del siglo comenzó a evolucionar la moda masculina, en la que empezaron a adquirir supremacía los sastres ingleses, quienes daban más importancia al corte de la prenda, trabajando el paño de lana para moldear la figura, que a los ornamentos o las telas ostentosas. Por ello, se confeccionaban prendas con lana y estambre, con un prototipo de «traje de campo» formado por abrigo, chaleco, calzas de montar, chaqueta madrid botas y sombrero de copa alta y ala estrecha.