El editorial nítidamente antigolpista que aparecía en primera página había sido escrito por Javier Pradera, una persona que demostró «estar dispuesta a jugarse el tipo por la democracia», en palabras de Javier Cercas. «El país entero se metió en casa a esperar que el golpe fracasase. Cuando salieron los primeros diputados y miembros del gobierno «eran las doce en punto de la mañana de un martes helado y brumoso, acababan de transcurrir las diecisiete horas y media más confusas y decisivas del último medio siglo de historia de España y el golpe del 23 de febrero había terminado».