El orientalismo también inspiró a otros diseñadores, como Paul Poiret, revitalizador del estilo Imperio -llamado entonces Neoimperio- y creador del «estilo sultana», del que fue punta de lanza sus jupes-coulottes («pantalones harén»), su «túnica pantalla» y el uso del turbante; o el español Mariano Fortuny, que adaptó el caftán a la moda europea y creó el vestido Delphos, de inspiración griega.