Paralelamente, surgió la moda hippy, un movimiento cultural protagonizado por la juventud estadounidense de naturaleza rebelde e inconformista, pacifista y ecologista, y con afán renovador de la sociedad de su tiempo, caracterizado por un aspecto descuidado, con pelo largo y prendas sencillas y cómodas, de materiales naturales. Entre finales del siglo XVIII y principios del xix se sentaron las bases de la sociedad contemporánea, marcada en el terreno político por el fin del absolutismo y la instauración de gobiernos democráticos -impulso iniciado con la Revolución francesa- y, en lo económico, por la Revolución Industrial y el afianzamiento del capitalismo, que tendría respuesta en el marxismo y la lucha de clases.