La supremacía británica era más que notable. En las ediciones de 1900 y 1904, ya se jugaron partidos a modo de experimento para comprobar la aceptación y posibilidades del nuevo deporte, y sería en 1908 cuando se jugase el primer torneo oficial internacional de fútbol en los Juegos Olímpicos de 1908 de Londres donde Reino Unido demostraría al mundo su supremacía. En los primeros años del nuevo siglo, en el resto del panorama mundial comenzaban a nacer otros combinados nacionales, y el fútbol empezaba a despertar un gran interés.