En Japón, surgió a principios de los años 1990 una nueva cultura urbana centrada en un sector de población juvenil y preferentemente femenino, que buscaba una nueva imagen alejada de los cánones tradicionales. Diseñadores como André Courrèges, Pierre Cardin y Paco Rabanne lanzaron una serie de prendas y complementos confeccionados con estos nuevos materiales, aunados a la utilización de piezas metálicas. Cardin fue el artífice de la revalorización de la moda masculina, tanto en alta costura como en prêt-à-porter, con prendas de estilo sport pensadas para el ocio y el deporte, que convivían con la línea clásica de traje y corbata.